jueves, 25 de junio de 2020

9.8. Aprender a leer en los sucesos diarios

En cambio, queridas almas, lo que Dios os dice, las palabras que pronuncia momento a momento, no con tinta y papel, sino con lo que vosotros sufrís o hacéis en cada instante, todo eso ¿no merece un poco más de atención por vuestra parte? ¿Cómo es que no respetáis en esas palabras la verdad y la bondad de Dios? No hay cosa que no os disguste, y para todo tenéis pronta la crítica. ¿No os dais cuenta de que estáis midiendo por sentido y razón lo que solamente puede ser medido por la fe? Leéis con los ojos de la fe la Palabra de Dios en las Escrituras, pero cometéis un grave error leyéndola con ojos humanos en sus obras.

Es necesaria la fe para todo lo que es divino. Si vivimos continuamente la vida de la fe, estaremos en un diálogo permanente con Dios, hablaremos con Él siempre amigablemente. Lo que es el aire para la transmisión de nuestros pensamientos y palabras, eso es todo cuanto nos sucede en el hacer o en el sufrir para transmitir los pensamientos y palabras de Dios. Todos esos sucesos no serán sino el cuerpo de su Palabra, y ésta en todo se irá manifestando. Todo así vendrá a ser santo, todo nos resultará excelente. La gloria constituye este estado en el cielo, pero la fe ha de establecerlo en la tierra, y no habrá diferencia sino en la manera.

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