Amor divino, ¿será preciso que todo esto sea ignorado, que tú, por así decirlo, te eches a los brazos de todos lleno de gracias y que, sin embargo, te anden buscando en rincones y escondrijos donde no te van a encontrar? ¡Qué locura, no respirar al aire libre, no afirmar bien los pies en pleno campo, carecer de agua en medio del Diluvio, no encontrar a Dios, no gustar de Él, no recibir su unción en todas las cosas!
¿Andáis buscando algún secreto para entregaros a Dios plenamente? No hay otro, almas queridas, sino el de servirse de todo lo que se presenta. Todo lleva a esa unión, todo perfecciona, fuera del pecado y de lo que falta al deber. No hay más secreto que recibirlo todo y dejarle hacer a Dios. Todo os dirige, os endereza y os lleva. Todo es bandera, litera y carroza confortable. Todo es mano de Dios, tierra, aire y agua, todo es divino para el alma.
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