Del mismo modo, almas queridas, tampoco conocéis vosotras de dónde venís ni a dónde vais. No sabéis qué idea de Dios os saca la divina Sabiduría y a qué termino os conduce. No os queda, pues, otro recurso que el entero y pasivo abandono a la acción divina, dejándole hacer a Dios lo que quiera, sin reflexión, sin modelo, sin ejemplo, sin método, actuando cuando es el momento de obrar, cesando cuando la hora de parar, perdiendo cuando es momento de perder. Y así es como, insensiblemente, obrando o cesando por mociones o por abandono, se leen o se dejan los libros, se habla con las personas o se calla, se escribe o se deja la pluma, sin saber nunca lo que seguirá después.
Y finalmente, después de no pocas transformaciones, el alma perfeccionada recibe alas para volar a los cielos, después de haber dejado en la tierra una semilla fecunda para perpetuar su estado en las almas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario