viernes, 3 de julio de 2020

5.10. Tobías

¡Qué finísima sabiduría lleva consigo la buena voluntad! ¡Cuánta ingenio en su candor inocente! ¡Cuántos misterios secretos se esconden en su invariable rectitud!... Recordad, si no, al joven Tobías [Tob 6,2-6]. No es más que un muchacho, pero a su lado está Rafael. Con este guía angélico camina seguro, nada le espanta y nada le falta. Los mismos adversarios que encuentra son los que le proporcionan alimentos y medicinas, y el monstruo marino se vuelve para él un dulce y suave alimento. Se va viendo ocupado en bodas y banquetes, pues así lo ordena la Providencia [6,10-18]. Tiene, sin duda, otros negocios importantes, pero están abandonados a esa inteligencia celeste encargada de dirigirle en todo. Y todos estos asuntos se van arreglando y concluyendo con tal éxito que él solo no lo hubiera logrado tan felizmente de no tratarse en realidad de una bendición. Sin embargo, la madre de Tobías llora, llena de amargas preocupaciones, mientras que el padre está lleno de fe. Vuelve al fin este hijo, y toda la casa se llena de alegría [7,14-16].

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