viernes, 3 de julio de 2020

6.4. La fidelidad a la obligación lleva a la libertad del amor

Así es como en el alma largamente ejercitada en la ciencia y en la práctica de la vida espiritual, siguiendo las normas del razonamiento y los métodos de los que ella se servía para secundar la gracia, va formándose poco a poco un hábito por el que resulta connatural obrar según fe y razón. Resulta entonces que esta alma no podrá hacer nada mejor que aquello que se le ocurre en principio, sin que recurra a esa serie de reflexiones que en otro tiempo necesitaba. Lo que le conviene ahora es obrar como a la aventura, confiándose a la gracia, que no va a engañarle. Lo que ella va obrando en este estado de simplicidad, al menos para los ojos iluminados y los espíritus sabios, es algo maravilloso. Sin reglas, nada más reglado; sin que ande midiendo, nada más mesurado; sin reflexión, nada más eficaz; y sin previsiones, nada más ajustado a los acontecimientos que sobrevienen.

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