sábado, 4 de julio de 2020

4.4. Vivir muriendo

Una observación importante a todo esto es que en esta actitud de abandono, en esta vía de fe, todo lo que va pasando en el alma y en el cuerpo, en los asuntos y diversos acontecimientos, presenta una apariencia de muerte, que no debe extrañar. ¿Y qué esperabais? Es la condición propia de este estado. Dios tiene sus designios sobre las almas y, bajo oscuros velos, los ejecuta todos muy felizmente. Y entiendo por esos velos las contrariedades, las enfermedades corporales, las debilidades espirituales. En las manos de Dios todo eso prospera, todo se resuelve para bien. Precisamente por esas cosas que son desolación para la naturaleza, Él prepara el cumplimiento de sus más altos designios: «Todas las cosas cooperan para el bien de aquéllos que son escogidos por su libre elección» [Rm 8,28].

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